O Tsukiji Market como se llama realmente y no es sólo de pescado, aquí también se venden verduras, frutas, carne y flores, pero es conocido sobre todo por ser la mayor lonja de pescado del mundo.
Aquí se desarrolla la última y según me cuentan aburridísima película de Coixet “Mapa de los Sonidos de Tokio“, y como acabo de venir de allí, acabo de hacer un álbum en flickr y soy un aprovechategui de pelotas, me apunto al carro Coixet y me hago el moderno y por supuesto el gafapasta. Además Coixet ya apareció el primer post de este blog, allá por enero de 2006 y por eso le tenemos cierto cariño, a ella y sólo a ella.
La película, de la que una amiga que la vio ayer en un preestreno me comentó que se ve crecer la hierba, es una historia de amor y violencia entre una pescatera del Tsukiji y el siempre intenso Sergi López. Es todo lo que se de ella, eso y que el finde pasado salió promocionada en todos los suplementos del mundo con un reportaje fotográfico del superestupendo Outomuro (las mismas fotos en todos los suplementos), no esperéis ni una centésima de calidad del mío, claro.
Lo que si puedo contar un poquito es como es el mercado, tiene sus orígenes en el SXVI (época Edo) y lo más moderno que se ve por aquí son la sierras de cortar el pescado congelado y esos vehículos a motor con forma de bombona de butano, que te rebasan por la izquierda o por la derecha dándote unos sustos de muerte. Todo lo demás parece anclado en el pasado, la máquina de hielo, los carros, de tracción humana, en los que se transporta el pescado y la herramienta que se usa para ver la calidad del pescado: pincho de hierro y linterna. Con el pincho se levanta una lasca de piel del atún previamente cortada y con la linterna se ilumina la carne para su examen.
Aquí uno se puede pasar horas viendo a los compradores-vendedores manejando el género, que incluye peces que no has visto en mi vida y cuyos nombres ignoro, como conchas parecidas a los mejillones pero de 30 veces su tamaño, caracolas como balones de rugby, calamares rojos o anguilas vivas.
Se viene a verlo de amanecida, pero como ya no dejan entrar a los turistas a la subasta del atún -momento estrella del día, que acontece hacia las 5,30 a.m.- entre otras cosas porque la gente tendía a tocar el pescado y eso es un sacrilegio, ya no es necesario madrugar tanto y se puede llegar a eso de las 7, ya de día y con todo el pescado vendido, pero con la actividad en su punto culminante. Los carros y la bombonas van de lado a lado a toda velocidad por cualquier pasillo. Estés donde estés, si no tienes cuidado, primero molestas y segundo puedes morir arrollado por algún vehículo (bicis y motos se suman a los ya referidos).
El Tsukiji Market, es como todo Tokio, un lugar de rabiosa actividad. Una actividad que se contagia, que te activa, lo que no llego a comprender es porqué cinematográficamente atraen a lo más lánguido del panorama, véase Coppola y Coixet. De Mapa de los Sonidos de Tokio seguramente pasaré, pero Lost in Translation la intenté y me salió el tiro por la almohada, vamos que a los 20 minutos de película ya estaba dormido. En cualquier caso y como ya he dicho me apunto a la actualidad cinematográfica, para hacerme el moderno, el gafapasta y publicar algo en este bloc que tan abandonado tenía desde hace meses.
Se me olvidaba que para ir al mercado me puse la camiseta negra con el pez de tres ojos de los Sipmson en color verde fluor de Mirada d Vaca y a muchos les hizo bastante gracia.
Para ver los mejillones, las caracolas, los calamares al de hielo, al policia que dirigía el tráfico como si hiciera ballet, al vendedor posando con una anguila en cada mano, al de la moto, etc…tienes que ver Todo el álbum.
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